Resulta innegable que las plataformas e-learning de aprendizaje electrónico ofrecen grandes ventajas tanto a profesores como a estudiantes. Los primeros ven cómo muchas de las tareas se agilizan (corregir los deberes entregados, planificaciones, revisiones, …) y los segundos pueden formarse sin necesidad de tener unos horarios y un calendario cerrado, y desde cualquier parte con acceso a Internet.
Si bien al principio las instituciones educativas utilizaban plataformas existentes como “Moodle”, el nivel de personalización que ofrece puede quedarse corto para algunos centros de formación. Es por ello que muchos de estos centros han terminado por desarrollar un entorno virtual propio desde cero, a su propia medida, con los beneficios que ello conlleva.
Cabe destacar el hecho de que un auge de tal calibre de las plataformas e-learning no habría sido posible de no ser por la popularización de dispositivos como las tablets que, gracias a accesorios como los teclados externos y los punteros, se convierten en herramientas idóneas para el e-learning.
Todo apunta a que la formación e-learning continuará creciendo año a año, aunque no por ello la formación presencial vaya a quedar relegada a un segundo plano. De hecho, para muchos docentes, ambos son métodos perfectamente complementarios que se nutren mutuamente con el único fin de optimizar los procedimientos lectivos.
